Por Guillermo Barreto
La noticia apareció días atrás en los portales (https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/por-error-humano-arruinan-15-millones-de-vacunas-de-johnson-johnson-en-eeuu-nid31032021/).
Durante el proceso de fabricación, se mezclan por “error humano” los componentes de dos vacunas para COVID diferentes, arruinando 15 millones de dosis del producto más esperado en el mundo en estas horas.
No sabemos nada de los detalles llevaron a semejante desenlace, pero nos vale como excusa para reflexionar sobre que pensamos cuando leemos “error humano”.
Asumo mi parte. La primer imagen que me viene a la cabeza al leer “error humano” es pensar en el operador del piso del laboratorio.
En nuestro equipo de trabajo sostenemos una y otra vez ante los clientes que “los problemas son de los procesos y las soluciones son de las personas” porque estamos convencidos de que, el resquicio por el que se “cuela” el maldito “error humano”, puede ser visto primero como un déficit de los procesos. Para pensar más de las personas hay tiempo (in dubio, pro operario).
Y si eligiésemos poner la responsabilidad en las personas, ¿quiénes son esas personas?
¿No podríamos considerar “error humano” la falta de foco en la mejora continua de los procesos de parte de los managers que manejan la operación?
Por no hablar de “errores humanos” más comunes de parte de quienes lideran, como la ausencia en el piso de la operación, la tendencia a buscar culpables (que lleva a que los problemas no se avisen a tiempo o se escondan), o la presión por cumplir con los volúmenes a cualquier costo.
Pensándolo bien, en éstas últimas afirmaciones caigo en una gran contradicción…
También la presencia en la planta, la rutina de atención a los pequeños desvíos y el seguimiento cuando hay mucha presión, pueden ser vistos como “procesos”. Y al igual que ponemos empeño en el diseño y mejora de los procesos productivos, podemos -y debemos- dedicar tiempo al diseño de los procesos de gestión.
Lo que queda luego es lo más difícil. La disciplina -sostenida en el tiempo- para auto obligarnos a cumplir que elegimos como el mejor camino para lograr resultados, y para poner en cuestión los procesos elegidos para ajustarlos cuantas veces haga falta.