En un suburbio de Damasco, sorprende la obra de Abu Malik al Shami y su mensaje de esperanza en medio de la muerte y la destrucción. Esta conmovedora historia me remitió inmediatamente a las refexiones que Viktor Frankl nos regala en 'El hombre en busca del sentido':
“Quienes vivimos en los campos de concentración podemos recordar a hombres que caminaban por los barrancones reconfortando a los demás, desprendiéndose de su último mendrugo de pan. Tal vez fueron pocos numéricamente, pero dieron pruebas suficientes de que a un hombre le pueden robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino”.
“No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas, como la consciencia de tener una tarea en la vida.”
Soldado rebelde durante el día, artista de noche: los punzantes grafitis de un joven sirio en medio de la guerra civil
Soldado rebelde durante el día, artista por la noche: un joven sirio retrata con agudeza la guerra civil que está destruyendo a su país.
En un suburbio de Damasco que soportaba bombardeos constantes y es crónica la falta de alimentos, agua y energía, apareció un mural inesperado en la pared de un edificio derruido.
Mostraba a una niña parada sobre una pila de cráneos, escribiendo una sola palabra en una pared: “esperanza”.
La pintura del artista Abu Malik al Shami le trajo atención internacional y le valió comparaciones con el británico Banksy.
Al igual que Banksy, el sirio es un artista callejerocon un trabajo cargado de contenido político, cuyasobras aparecen repentinamente. Aunque en su caso, sus mensajes e imágenes están dedicados a la catastrófica guerra civil de su país.
Desde 2014, los murales de Shami se han visto en decenas de lugares en todo Darayya, ubicada a 10 kilómetros del centro de Damasco.
Inicio en el frente
El año que empezó la guerra, 2011, el artista, ahora de 22 años, asistía a la escuela secundaria en Damasco. Hasta que se unió a las protestas contra el gobierno en la capital y comenzó a usar sus habilidades artísticas para difundir mensajes revolucionarios.
A principios de 2013, siendo aún adolescente, viajó a Darayya para unirse al Ejército Libre Sirio. Con él se llevó sus cuadernos y lápices.
En su primer día en Darayya, cuenta, le enseñaron a disparar armas. En su segundo día, fue enviado a la línea de combate. No fue hasta 2014 que conoció a un artista llamado Majd, apodado el “Ojo de Darayya”, quien lo animó a practicar el arte callejero.
Su primer mural, en las ruinas de una gran casa, mostraba a una niña señalando a un corazón, enseñándole a un soldado sobre el amor, antes de que este vaya a luchar.
En la luna llena
Conseguir materiales artísticos fue un problema al inicio.
“Cuando llegué a Darayya, estaba completamente sorprendido”, dice. “Había gran destrucción por todas partes y, en ese momento, el régimen estaba bombardeando al azar y atacando a las personas. La situación era lamentable, no podíamos soportarlo. Todo se estaba derrumbando“.
Esto también se aplicaba a una de las tiendas de arte de Darayya, que en 2014 estaba en ruinas. Con el permiso del dueño, Majd, Shami y otros removían los escombros para encontrar pintura y pinceles.
También había el riesgo de recibir un disparo de un francotirador o de convertirse en el objetivo de un bombardeo. Shami dice que era especialmente peligroso trabajar en los techos.
“Los mejores momentos eran las puestas del sol o los amaneceres, o cuando había calma en la ciudad”, recuerda. “A veces teníamos que hacerlo por la noche. Así que cada vez que había luna llena, aprovechaba para pintar murales. A veces también usaba la luz de mi teléfono móvil”.
“El proceso era muy agotador”, comenta. “Cada día, solía luchar en la línea de combate y sólo pintaba y dibujaba en mi tiempo libre”.
A medida que pasaba el tiempo, Shami y sus amigos comenzaron a quedarse sin pintura. En un momento determinado, tenía solo rojo, negro, verde pistacho amarillo y marrón.
Además, quedó fuera de juego una parte de 2015, debido a una herida de guerra.
Sin embargo, llegó a pintar unos 30 murales durante sus dos años en Darayya.
En enero de 2016, su amigo Majd murió.
Huida a Idlib
Las fuerzas del gobierno sirio tomaron la ciudad en agosto, por lo que Shami huyó junto con cientos de personas a Idlib, ciudad en el norte de Siria controlada por rebeldes.
El arte callejero, en particular el grafiti, es notoriamente efímero, y con las fuerzas de Bashar al Asad a cargo de la ciudad, el destino de las obras de Shami es incierto.
Así que antes de salir de la ciudad, tomó fotos de todos los murales y grafitis que había pintado en los últimos años. Y ahora continúa su arte al aire libre en las calles de Idlib.