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Contratos Honestos O Rituales Vacíos: ¿Vos Qué Elegís?

El chiste es grotesco, pero tengo la certeza de que muchos de los lectores pueden sentirse, al menos en parte, identificados.

En los últimos años se multiplican los testimonios de desgaste y angustia por la percepción de que “nunca alcanza”:
  • Los objetivos son tan ambiciosos, que por más que tus logros sean comprobables, al fin del día te sentís un salame por lo que falta o lo que quedó pendiente”
  • “Cuándo le planteas a tu jefe que no llegás a cumplir con todo lo comprometido, la respuesta es: ‘Te entiendo porque me pasa lo mismo, pero hay que hacerlo igual”.
  • “Cuando un compañero se va del equipo, se reparte su cuota de trabajo sin tachar ni resignar nada”.
  • “Es difícil discutir estas cosas. A veces, llevas métricas y análisis para mostrar con argumentos racionales el desborde, y te contestan con argumentos emocionales sobre el compromiso y el esfuerzo que nos toca hacer en este momento. Es claramente una psicopateada”
Llega fin de año y, con ello, la reiteración de los rituales paganos de la evaluación del desempeño y entrevista de feedback.
También se abre una nueva oportunidad ideal para revisar los “contratos” con honestidad y hacer acuerdos sustentables para el futuro.
Todos tenemos puestas muchas expectativas en el 2017 y lo único cierto es que cada uno va a tener que hacer cosas nuevas, cambiar la manera de hacer las de siempre y dejar de hacer otras.
También sabemos que todos los planes y acuerdos que hagamos son provisorios, y que el contrato de desempeño va a ser revisado y corregido con mucha frecuencia durante el año.
La “cancha bien marcada” con un acuerdo claro, beneficia a todos:
  • Para los colaboradores implica un punto de partida cierto y un orden de prioridades validado para poner foco, planificar, y gerenciarse a si mismo con autonomía.
  • Para los líderes, es la tranquilidad de saber que cada colaborador está enfocado y hay criterios compartidos sobre lo urgente y lo importante.
También la posibilidad de actuar más productivamente ante los desvíos, ya que lo que se acuerda claro, se reclama más fácil.
Es claro que hacer las evaluaciones y entrevistas lleva mucho tiempo y en un momento en que las energías se van agotando.
Pero, a la vez, aprendimos que hacer el esfuerzo de ponerle cabeza e invertir energía en conversaciones honestas y claras, permite cosechar vínculos más genuinos y mayor productividad con menos desgaste.
A ponerle pilas, que vale la pena!

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