Toyota Argentina acaba de ofrecer las instalaciones de su planta de Zárate (Rep. Argentina), y su know how para el diseño, montaje y gestión de una línea de producción de respiradores artificiales.
Es una prueba de cómo el modo de pensar y hacer de una compañía y su gente se traduce en una contribución tangible para a la comunidad, ayudando a resolver uno de los problemas críticos de recursos durante la pandemia.
El TPS (Toyota Production System), -también conocido como LEAN en occidente- permite diseñar procesos con mínimo desperdicio o error, ejecutar el montaje con la máxima confiabilidad, involucrar a las personas en las mejores condiciones de disciplina operacional, disponer de los insumos justo a tiempo, obtener productos de excelencia, al menor costo y en el menor tiempo posible.
No son sólo herramientas interesantes o una moda. Es un modo de pensar y cultivar el hábito de la mejora continua, que está arraigado en creencias y valores consistentes.
Es poner al cliente en el primer lugar, y trabajar para cumplir con la promesa de entregar calidad, a tiempo y al costo óptimo, hoy y siempre.
Es elegir esclavizarse a un proceso por que es la mejor manera que encontramos de hacer las cosas, y a la vez cultivar la libertad de cuestionar cada día esos mismos modos de hacer para perfeccionarlos.
Es controlar, medir, registrar y comprometerse a rendir cuentas, porque es no se puede mejorar lo que no se conoce, ni se gasta energía en aquello por lo que nadie se siente parte o responsable.
El modo de gestión de Toyota no nace de un ejercicio intelectual en la abundancia, sino de la necesidad de encontrar una salida a los propios problemas. Por ejemplo, el tan mentado Just in time (la operación con mínimos inventarios y la entrega del insumo justo a tiempo) es fruto de las dificultades financieras de la post guerra para mantener altos stocks de materias primas.
Y en estos días, para los que no somos Toyota, es -afortunadamente- una oportunidad de reflexionar en medio de la crisis para elegir cómo modo vamos a volver a “la normalidad”, para conquistar la propia supervivencia reinventando nuestros negocios para hacer las cosas bien a la primera vez, sin sorpresas, y entregando a los clientes calidad sustentable, en el plazo esperado y con el mejor costo.